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Ene 14 15

Ali Al-Dimshawy, Egipto

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Ali Al-Dimshawy nació en Menya, Egipto, en 1979.

Tiene 7 publicaciones de poesía, incluyendo 2 en español: El libro del perdón y Un hombre, su mujer y un planeta (de éste último es coautor con Nassima Bousselah. Este libro ha sido traducido por Fernando Julia Romero).

Es  fundador de TODOS-NAS. Miembro de la Unión de Escritores de Egipto. Miembro de la Unión de Escritores Hispanoamericana.

Difunde su labor cultural participando en recitales y conferencias de poesía.

Poemas de Ali Dimshawy (del libro de poemas Un hombre, su mujer y un planeta)

 

¿He soñado que escribía sobre ti?

¿Acaso es éste el corazón que flota hacia tus ojos?

¿Son estos tus ojos?

 

Como quien delira, y honrado, tengo que confesar:

nunca hubiese pensado que estuvieses aquí, en este mundo,

lleno de tus semejantes que lo llenan en un vano alboroto, no creo que

ellos sepan que existes, a menos que me engañen todos los hombres de la tierra.

Ya he dicho que no pensaba que estuvieras aquí.

por eso escribía sobre tu ausencia y, a veces, sobre un fragmento tuyo.

Y cuando te vi, la tierra que sustentaba mis pies me traicionó.

Pero escribiré sobre ti.

Si encontrara tierra firme, la anudaría con el cordel de un corazón que flota, y allí soñaría que escribo sobre ti.

Permíteme previamente que me asegure que estoy vivo,

contemplándote.

Que cierre mis ojos y, al respirar en un par de segundos,

sé que seguimos aquí.

¿Acaso no me miras cuando ves que me derrito?

Cuando tu lengua acaricia los extremos de las letras de mi nombre cobro vida, También cuando tu voz me nombra.

Recordad la mágica flauta de los cuentos para dormir,

aquella que convertía a la ciudad en morada de lunáticos que iban tras ella, más allá del horizonte.

Tu voz es la magia más intrincada y mi mayor dilema,

tu voz.

Tu voz.

(Tu voz que es más delicada que las flautas. Tu voz es un canto lleno de silencio).

Tu voz, querida mía, no puede ser dibujada por ningún sentimiento.

Estas son mis palabras desde la admiración que me inspiras.

Y cuando te contemple desde el deseo, todo mi ser te mostraré.

La dama de las dos nubes

Bendita sea toda nube sobre la que se hayan posado tus pies

en tu ascensión hacia mí.

Bendita seas con nosotros, en los altares

oh… princesa de los siete cielos y tierras…

digna de cada golpe de pico que he dado en el universo, abriendo camino hacia ti;

de cada espina que hizo sangrar los pies del rey,

de cada pozo de angustia en qeu caí caminando hacia ti,

de cada muerte

digna de mí,

yo te merezco.

ahora, ¡oh dama de las dos nubes!

¡Oh, lluviosa!

¿Quién te plantó? ¿Quién te puso el nombre?

¿Quién es esa brisa suave que te trae? ¿Quién es tu poeta?

Yo soy

Yo le dí por dote una poesía, un corazón como un caballo y un reino.

En su corazón reparé los daños del suyo tras las viejas guerras.

Yo soy su corazón.

Esta mañana te quiero más

Una lluvia ligera agujerea la memoria.

Una gota es la mitad del primer «te quiero»,

una gota es la primera imagen de tu perfil,

una gota es el primer regreso tras la primera ausencia.

Una gota es tu lágrima en mi primer café,

lluvia sórdida que cala gota a gota hasta arrastrarme hacia tus brazos como un diluvio, como el primer nacimiento.

Esta mañana te quiero más.

Eres el poema que nunca se seca,

el hilo del delicado y coloreado suspiro al cielo…

Anoche vi una manada de cachorros blancos que seguían mis pasos; nos alegramos como niños, sin más razón que el andar juntos.

Sentía la huella de tus labios sobre mi mejilla y saltaba,

y los cachorros blancos también saltaban

mientras que Mounir [1], desde un lugar secreto, cantaba «abro el botón de mi camisa».

Aquello fue lo mejor que había visto en todo un año.

Siempre que te veo en un sueño, me aferro a él y me sumerjo aún más bajo el cielo de la manta para ver tu rostro entero,

para que al alba tu ausencia no me abofetee al borde de la cama.

Durante todo el sueño, corría encapuchado por los pasillos y así evitaba que el Dios terrible del amanecer me alcanzara.

En el rastro de las lágrimas en mis ojos descubres cuán punzante era su cetro; lo clavó en mi pecho por la mañana gritándome: ¡despierta!

Sargento, oh mi sargento, ¿por qué me despiertas? ¡Estaba surcando los cielos!

Cuando duermo, sueño y vivo.

Y si me despiertan, no despierto, me muero.

Muéstrame cómo el radiante Egipto nos canta en nuestros sueños, ¡oh muchacha!

Te quiero más en esta mañana.

En tu ausencia, consumes el corazón hacia el fondo

como la punta de un huracán;

me colocas en tu pequeño ciclón

e invades todo mi cuerpo.

La nostalgia es el hacha del deseo en la madera de este cuerpo.

Esta noche te quiero más.

[1] Se refiere al cantante egipcio Muhammad Mounir

 

Poema en la voz de Ali

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Libros y fotos de Ali Al-Dimshawy con Nassima Bousselah y algunos amigos de Granada

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Libro Ali

 

 

Enlace a su página web

Ali and Nassima

 

¡Bienvenido a Arte Fénix, Ali! Es un honor, un orgullo y una gran satisfacción poder mostrar parte de tus versos desde esta página de cultura universal. Gracias, amigo, por compartir con nosotros el tesoro de tu espíritu… Siempre estarán vivas en mí las palabras tuyas y de Nassima. «Amistad para siempre».

Mara Romero Torres