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Ene 5 11

Del siempre al ahora. La frontera del no límite

A lo largo de la historia de la cultura, se ha tendido a encasillar y catalogar los diferentes movimientos que se han ido dando en el tiempo en épocas, centradas en un siglo determinado que ha marcado su «existencia» de tal año a tal otro; como si la mente se justificara en establecer periodos para entenderse y ser entendida.

La diferencia en el decir y hacer de los autores es una evidencia visiblemente notable y hay un punto central que la define y que va desde las pinturas rupestres al llamado absurdo de los últimos tiempos, pasando por el canon en sí misma; pues hasta en la libertad de expresión artística hay unas pautas, un modo de hacer del autor creador original que queda latente como marca o ritmo a seguir por otros. De ahí que cada cambio se ajuste e identifique con unas normas concretas y una forma de expresión, evidentemente, cargada de significado.

Los genios del Arte son aquellos que, en conexión directa con su cosmos interior y conscientes del mundo que los rodea -y a la vez imbuidos en él- aportan la luz esencial que provoca el cambio. Son aquellos que no se quedan en lo que hay, que buscan siempre una meta de mejoramiento más allá de la lograda.

El Arte, el artista, es el ejemplo vivo y caminante de esas circunstancias que un día Ortega y Gasset mencionara y que concretó en el pensamiento: «Yo soy yo y mi circunstancia…» y, como dato curioso, añadía a esto, completando la frase:»… y si no la salvo a ella, no me salvo yo». El Arte, el artista, ha estado siempre, y lo sigue estando, a la vanguardia de los movimientos sociales y su realidad. Ha plasmado su voz en los lienzos con los dedos del pincel y le ha dado vida a su pensamiento con el lenguaje de los colores hasta alcanzar la imagen sublime que muestra la grandeza de su mundo interior en conexión con la realidad que en ese momento, su momento, lo rodea. Es, por tanto, su yo y sus circunstancias. Y esto no es algo que se pueda encasillar en una etapa que va de tal año a tal otro, puesto que todo presente es consecuencia de un pasado que se imbrica en un futuro. Sí hay un momento cumbre en donde la diferencia es obvia, pero no se puede delimitar su comienzo ni su fin. En este momento nuestro de ahora, hay una variedad inmensa en las Galerías de Arte que abarcan numerosos -ismos. Señal evidente de que el Arte no es una época que surgió, impactó y allí se quedó: en el momento de surgir.

El Arte es un cúmulo de ideas de otro tiempo, con aportes nuevos en cada momento circunstancial, y un denominador común: la belleza. Belleza y pasión en la dedicación de una sensibilidad especial en el saber decir y lograr llegar.

Los cuadros, como cualquier otra expresión cultural, hay que observarlos y leerlos con ojos de su tiempo. Hablan por sí solos del autor, de su mundo interior y de sus circunstancias que son, en la mayoría de los casos, comunes a muchos de aquellos que los admiramos y, si no son comunes a un observador concreto, al menos nos muestran un indicio claro de que para otros observadores sí lo son y nos abren la puerta para entender y conocer las circunstancias del otro. Son una demostración de cultura que no pasa desapercibida.

El artista plasma en su obra lo que le gusta, lo que no le gusta, lo que siente, lo que quiere, lo que no quiere y cómo le gustaría que fuera. En su mundo visiona una armonía contradictoria, frecuentemente, con la realidad que le ha tocado vivir y el lienzo es la página blanca que abre ante él las posibilidades del lenguaje, para decir «basta» y demostrar que existe una armonía cósmica que todos podemos alcanzar y por la que debemos luchar.

Hacer un recorrido por la Historia del Arte, será recordar ingenios que aportaron una luz especial a la que se han ido sumando, a lo largo del tiempo, nuevos aportes de luz, no para mejorar lo que en sí es intocable en la perfección del momento en que surgieron y que los hizo eternos, sino para avanzar, aportando luces nuevas que se expresan y se suman a la inmortalidad. Los maestros genios del pasado son las bases de los maestros genios de ahora.

Todos somos pasajeros de un mundo en continua transformación. Un mundo de barreras culturales que parece empeñado en separarnos o hacer que no nos entendamos; sin embargo, el Arte es el lenguaje universal en el que no hay que usar palabras, en el que todos nos identificamos y el que todos entendemos.

Los colores son universales, el cielo, la tierra y el Ser Humano, también.

Mara Romero Torres