Al norte de la península de Baja California y cercana a la frontera con el Estado de California, Estados Unidos, se encuentra la población conocida como El vallecitos. Esta localidad está enclavada sobre la sierra, Juárez misma que se extiende a lo largo de la península, tomando varios nombres.
El vallecitos está considerada una zona arqueológica de gran importancia por ser un sitio donde han sido rescatados muchos vestigios de una de las poblaciones más antiguas de la región: Los kumiai.
Los Kumiai pertenecen, porque aún existen pobladores de esta etnia, a la población yumana que se extendió por el sur de California y de Arizona desde los primeros tiempos de la población de América del Norte (posiblemente se pueda decir que desde hace más de 3000 años).
La particularidad de El Vallecito resulta en que este lugar es una zona con una gran cantidad de pinturas rupestres dibujadas por el mismo pueblo Kumiai y con las cuales, en opinión de los expertos, expresaron su mundo espiritual y mágico.
El pueblo Kumiai era un pueblo de nómadas, cazadores y recolectores que recorrían desde la región costera del Pacifico al centro de la península o bien hasta el otro extremo costero, el del golfo de California o Mar de Cortés, siempre de acuerdo a las temporadas de caza o recolección. De esta forma la región de El Vallecitos se convertía en un centro de encuentro en ciertas épocas del año que dedicaban a la recolección del piñón, la manzanita o ciertas semillas y frutos de la región.
Naturalmente que en sus recorridos en esas grandes soledades que les representaba su territorio, muchas preguntas se habrán hecho sobre el origen de los fenómenos naturales, el mismo Universo o la inmensidad del incontable manto de estrellas, preguntas que muchos otros pueblos se hicieron y que, como el
pueblo Kumiai, trataron de representarlos de alguna manera. En este caso, el pueblo Kumiai utilizó lo que ahora llamamos pinturas rupestres.
Entre los dibujos pétreos se encuentran algunos que parecen indicar implicaciones astronómicas y otros cuya figura resulta particularmente interesante para los observadores, como es el caso del diablito o también conocido como el que observa el Sol, el cual posee una especie de cuernos sobre su cabeza que señalan el solsticio de invierno al entrar el día 21 de diciembre la luz solar, a la cavidad donde se encuentra, iluminándolos:
Otra figura que representa a un hombre, al parecer adornado con una especia de aretes, es el que se representa en esa fotografía:
Estas pinturas se hacían utilizando muchas veces las formas o silueta de las rocas y otras utilizando dibujos bien elaborados sobre las mismas rocas. Los colores utilizados fueron el rojo, el blanco, el negro y mezcla de esos colores. Los pigmentos fueron de origen mineral pulverizado, mezclado con otros elementos vegetales. Las formas y diseños más comunes fueron los geométricos y algunas figuras humanas muy estilizadas. Sus dedos fueron su pincel principal.
Equipo de Arte Fénix