Mieles de lino

Autor: Juan Vellido

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💧Me gusta cuando un libro me sorprende 🌊

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«La tarde llegó brumosa,

calada de grises

y un cántico de vencejos

en la lejanía.

Un presagio de rumores nuevos.

Tuve en mis manos, entonces,

la fortuna de hallarte.

Así te descubrí

en mis labios,

mieles de lino en La Mesana.

[…]»

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El primer mensaje de un libro está en su portada. En un plano que abarca casi la totalidad, el primer mensaje visual lo da, iluminada sobre la oscuridad, la imagen del único ser que fabrica la miel: la abeja. Sobre ella, en una franja dorada como la luz de los jardines de los sueños, el segundo mensaje dice en su escritura ‘Mieles de lino’, lanzando la imagen de una sentencia irrevocable que endulza y arropa y, si ese mensaje está ante la mirada de alguien que le gusta sumergirse en la palabra, se desborda en sentido.

La planta del lino da una fibra con la que se hacen telas para vestir el cuerpo y el hogar, antiguamente también se usaba el lino para las velas de los barcos, y da también una semilla muy beneficiosa para la salud que tiene entre sus múltiples propiedades el ser una fuente de esa variedad de Omegas tan necesarios para el buen funcionamiento del corazón. 

Por tanto, empieza la lectura con palabras que destellean como la luz de un faro: miel, sustancia extremadamente dulce que procede del néctar de las flores; lino, tela para cubrir el cuerpo, para navegar, semillas para la salud del corazón… Yendo más allá surge una pregunta: ¿Se hace referencia a la dulzura de un corazón? Y al instante: ¿Es quizá un libro de poemas de amor? Tenerlo en las manos ayuda también a pensar esto porque al tacto es por su edición un libro suave, tierno, dócil, flexible… Como una caricia.

«Las apariencias engañan», dirá Céline Marie Claudette a Pablo Mecina (pág.31).

No es un libro de poemas de amor y, sin embargo, el amor está presente en cada latido del yo poético porque es amor inmenso lo que se respira en cada paso que da en memoria del amor y en defensa del oprimido, del vencido, del ultrajado, del olvidado…

El primer poema es revelador. Junto al amor caminan la pérdida, el recuerdo, «un presagio de rumores nuevos» y la nostalgia poniendo «mieles de lino en La Mesana». ¿Pudiera ser que esta Mesana hiciera referencia al mástil cercano a la popa, ése que queda cerca del timón en los buques de tres palos, y que cada verso sea la acción que va rasgando los mares rumbo a ese horizonte donde el espíritu se pone en pie, el amor es el timonel y la rebeldía dice basta? Pudiera ser. 

Se abren los sentidos.

El libro no está dividido en partes, pero la división es más que evidente. Y en el desarrollo del decir poético hay tres partes claramente diferenciadas, íntimamente conectadas e imprescindibles.

Es tal la fuerza y el valor de la palabra que se hace necesaria la miel para asimilar la dureza firme y tajante, desnuda de floritura, con que el mismo yo poético que canta amor y añoranza en la primera parte propina en la tercera, con crudeza y sin piedad, un golpe certero a los poderes religiosos y civiles culpables del dolor de una sociedad fracasada, hundida en el impudor, la ignominia y la tiranía. 

Se necesita la miel de lino para endulzar el lamento que envena el sentir en el mundo del yo poético y para que el receptor lector pueda navegar por el alma de los versos y sacar a flote el corazón.

Es en la segunda parte del libro donde la dualidad del significado toma forma y el rey de La Mesana es el jazz y el centro de la vida Céline Marie Claudette. El remanso de las aguas turbulentas está en la prosa que lleva al lector al París bohemio, tan nítido en detalles que en la mente del lector cobran vida Van Gogh, Toulouse Lautrec y tantos otros que fueron entonces, siguen siendo ahora y serán siempre la esencia de ese gramo de locura que lleva a la libertad. Allí el amor es Céline y el amor «huele a los membrillos del otoño andaluz». Allí el beso y la sal son la esencia que pone miel de lino en La Mesana.

Del dolor y el amor a la «calle de los sueños» sólo hay una metáfora.

Ojalá que su lectura ayude a cada lector a llenarse hasta el punto de desbordarse por la popa de un corazón que clama justicia, por una humanidad vilipendiada y olvidada, con el arma más poderosa que posee: el amor vestido de razón y verdad.

Feliz travesía.

Muchísimas gracias, Juan Vellido, por decir tanto en tan pocas páginas. Un placer, amigo 🌹 

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Mara Romero Torres


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