sobre novelista
Capítulo 3
«Era descorazonador no haber traído a la tarde algún descubrimiento importante, algún hecho auténtico. Las mujeres son más pobres que los hombres por tal o cual razón. Ahora, tal vez sea lo mejor dejar de buscar la verdad, y de recibir en la cabeza una avalancha de opiniones calientes como lava y descoloridas como agua servida. Será mejor correr las cortinas; excluir distracciones; encender la lámpara; limpiar la pesquisa y pedir al historiador, al compilador de hechos, no opiniones, que nos describa bajo qué condiciones vivían las mujeres, no a través de los siglos, sino en Inglaterra, digamos en el tiempo de Elisabeth.
Porque es un problema perenne que ninguna mujer escribiera una palabra de esa extraordinaria literatura, cuando casi todos los hombres, parece, eran capaces de una canción o de un soneto.
Me pregunto a mí misma, cuáles eran las condiciones en que vivían las mujeres; porque la novela, es decir, el trabajo imaginativo, no se desprende como un guijarro, como puede suceder con la ciencia; la novela es como una telaraña ligada muy sutilmente, pero al fin ligada a la vida por los cuatro costados. A veces apenas se percibe la ligadura, las obras de Shakespeare, por ejemplo, parecen suspendidas por sí, completas y autónomas. Pero basta tirar de la telaraña en los bordes o desgarrar el centro para recordar que esas telas no han sido tejidas en el aire por seres incorpóreos, sino que son el trabajo de criaturas dolientes, y que están ligadas a cosas burdamente materiales, como la salud y el dinero y las casas en que vivimos.
Fui por consiguiente al estante de los libros de historia y tomé uno de los más modernos, La Historia de Inglaterra, del profesor Trevelyan. De nuevo busqué Mujeres, encontré, «posición de» y llegué a las páginas señaladas. «Golpear a la esposa -leí- era un derecho reconocido del hombre, y era ejercido sin recato por humildes y poderosos… Asimismo -prosigue el historiador- la hija que rehusaba casarse con el caballero elegido por sus padres se hacía acreedora a que la encerraran, la golpearan y la tiraran por el suelo, sin que la opinión seguir leyendo…