Tenacidad y perseverancia: Matilde Montoya
Matilde Petra Montoya nació en la ciudad de México el 14 de mayo de 1859. Hija de José María Montoya y de Soledad Lafragua.
Matilde fue educada por su madre inculcándole el estudio y la lectura, por lo que a sus cuatro años ya sabía leer y escribir y sentía un gran interés por los estudios. Su padre no entendía ese interés y le reprochaba a su esposa la educación que le estaba inculcando a la niña.
Cuando Matilde contaba 11 años no pudo ser inscrita en la escuela superior, equivalente en aquel tiempo a la secundaria de ahora, por no tener edad suficiente para tal fin, así que fue preparada por maestros particulares para presentarse al examen oficial de maestra de primaria que consiguió con tan sólo 13 años, pero su corta edad fue un impedimento para ejercer su carrera.
En ese mismo año se inscribió en la Escuela Nacional de Medicina en la carrera de Obstetricia y partera, la cual tuvo que abandonar por falta de recursos económicos, inscribiéndose más tarde en la Escuela de Parteras y Obstetras de la Casa de la Maternidad, obteniendo el título de Partera con tan sólo 16 años.
Pronto empezó a trabajar como auxiliar de cirugía con los Doctores Luis Muñoz y Manuel soriano, para adquirir experiencia y ampliar conocimientos.
Al cumplir 18 años, Matilde se instaló en la ciudad de origen de su madre, Puebla. Donde se hizo rápidamente con una numerosa clientela de mujeres que se beneficiaban de sus grandes conocimientos de medicina.
Algunos médicos hicieron una campaña difamatoria en periódicos locales publicando violentos artículos en su contra. Y al hacérsele la presión insoportable decidió irse a pasar unos meses a Veracruz.
A su regreso, pidió ser inscrita en la Escuela de Medicina de Puebla, acreditando constancia de sus estudios y conocimientos tanto de medicina, química, zoología y botánica.
Matilde aprobó el examen de admisión, redoblándose entonces los ataques de los sectores más radicales. Y de nuevo agobiada por las críticas, lo deja todo y decide irse a con su madre a la Ciudad de México, inscribiéndose en la Escuela Nacional de Medicina.
Las publicaciones femeninas y un gran sector de la prensa le dieron su apoyo, pero no faltaban quienes la tachaban de perversa por estudiar medicina para ver cadáveres de hombres desnudos.
En la Escuela Nacional de Medicina tuvo que soportar las burlas y protestas de la mayor parte de sus compañeros.
Varios alumnos solicitaron que se revisara su expediente antes de los exámenes finales de primer año, poniendo en duda la validez de las materias del bachillerato que había estudiado en escuelas particulares. Y Matilde fue dada de baja de la Escuela de Medicina.
Desesperada por tanta injusticia, escribió al Presidente de la Republica general, Porfirio Díaz, quien le dio su apoyo, y pudo ser admitida nuevamente. Y tras terminar sus estudios y preparar su tesis, Matilde Montoya solicitó su examen profesional, topando nuevamente con el obstáculo de que en los estatutos de la Escuela Nacional de Medicina solamente se hablaba de alumnos y no de alumnas, por lo que le negaron el examen.
De nuevo le dirigió un escrito al Presidente Porfirio Díaz, quien envió una solicitud a la Cámara de Diputados para que se actualizaran los estatutos de la Escuela Nacional de Medicina y pudieran graduarse mujeres médicas.
A Matilde se le asignó un jurado académico exigente y riguroso, y se le negó el derecho de disponer del Salón Solemne de Exámenes, instalándola en uno de menor categoría.
Unos 5 minutos antes de la hora fijada para el examen, se presentó un mensajero para avisar de que el Presidente Porfirio Díaz acompañado de su esposa y algunas amistades llegarían para presenciar el examen profesional de Matilde Montoya.
Rápidamente abrieron el salón de actos solemnes, donde al final Matilde pudo realizar su examen, que fue aprobado por unanimidad y aplaudido por los presentes.
Una Vez titulada Matilde trabajó en su consulta privada. Participó en asociaciones femeninas, pero nunca fue invitada a ninguna academia médica reservada aún exclusivamente a los hombres.
En 1925, junto a con la Dra. Aurora Uribe, fundó la Asociación de Médicas Mexicanas.
A los 50 años de haberse graduado, en agosto de 1937, la Asociación de Médicas Mexicanas, la Asociación de Universitarias Mexicanas y el Ateneo de Mujeres le ofrecieron un homenaje en el Palacio de Bellas Artes.
Matilde Montoya murió el 26 de enero de 1938, a los 79 años de edad.
Admirable mujer, que a pesar de tantas trabas y tantos impedimentos machistas, luchó por su merecido puesto en la sociedad, y con su coraje y valentía les abrió el camino al campo de la ciencia a tantísimas mujeres que vendrían detrás.
Impresionate historia . Las mujeres que nos abrieron los caminos tuvieron que estar siempre demostrando su valía y teniendo que trabajar y que luchar el doble y a veces cobrar la mitad por ser mujeres .
Impresionante. Pocas personas aguantan lo que ella aguantó.
IMPRESIONANTE E IMPACTANTE !! Todos los dias hay mujeres en este mundo que demuestran que son grandes y que consiguen sus metas a pesar de las trabas de una sociedad hecha para y por los hombres ! Aplausos a Matilde y muchas gracias por esta hermosa nota.