Adriana Davidova, Bulgaria-España

ADRIANA DAVIDOVA

Actriz, escritora, guionista de cine y directora…

Nacida en Sofía en 1975 y de nacionalidad española, Adriana ha desarrollado su formación y actividad profesional en España. Licenciada en Filosofía y Letras, en su labor de escritora ha publicado dos libros; Hacer el amor a un Ángel y El deseo que le valieron excelentes reseñas de Mario Benedetti, Clara Janés y Gonzalo Suárez entre otros… Y un tercer libro de ensayo; Voces de mujer, junto a la psicoterapeuta Cristina Yela. Davidova forma parte del jurado del Premio Literario Orola de Vivencias. Así mismo, Adriana Davidova, es autora de la sección literaria semanal; Alicia en la Realidad de la revista cultural Divertinajes.com http://www.divertinajes.com/nueva/modules/notices/archive.php?idpage=34.  Ha escrito varios guiones para cine: Las noches vacías (Premio especial del jurado en  Málaga 2002, Los Ángeles Latino Film Festival, Berlinale…), Síndrome (Seleccionado por el Ministerio de Cultura, para subvención en 2004, Finalista en Locarno Film Festival, London Film Festival, Mar de Plata, Berlinale, Bombay International film festival, Tolouse film festival…), Huellas (Premio A.E.T 2007) y La inercia de los cuerpos.

Como actriz, sus últimos trabajos cinematográficos estrenados, Síndrome y Huellas, han recibido muy buena acogida por parte de la crítica especializada en diversos festivales internacionales.

En breve estrenará el largometraje La Esquina.

Adriana ha dirigido dos cortometrajes: Piezas y Ángeles (documental de ficción sobre una mujer sin hogar). Actualmente, como directora y guionista, Davidova, prepara un largometraje sobre la mujer inmigrante; su historia y su lugar social y personal, en el contexto actual.

Los poemas de Adriana Davidova han sido publicados en diferentes medios culturales como; ABCD las artes y las letras, Álora La Bien cercada, El Alambique, Nova Duma… y han sido traducidos en otros idiomas.

MÁSCARAS

Nocturnidad…

Una ligera tregua

La falsa libertad se contornea cerca, pero sin ser tocada.

Yo finjo

Esbozo la apariencia de lo real sin ser en absoluto descubierta…

Y la mentira crece, crece, crece durante unas efímeras horas

y yo me río y me nutro de imitaciones,

para morir luego entre los destellos violentos del Sol del mediodía

¿Muero?

Y luego, ¿qué? ¿a dónde? y… ¿hasta cuándo?

¿Fingiré acaso seguir viviendo?

¿Fingiré los grandes sentimientos?

¿Y las caricias?

Qué pasará con las caricias cuando se desprenda de mi rostro la mentira y deje al descubierto la máscara desnuda del horror, de la tristeza desolada, desnutrida y ávida

¿Qué pasará con los abrazos alados, que mi inquieto ángel me proporciona todavía?

¿Aún?

Nocturnidad.

De nuevo la danza de gestos, palabras, miradas y filias

De nuevo la sonrisa tan triste y tan dichosa

De nuevo las opciones insinuadas de algo frugal y momentáneo

ligero y tenue

¡Castrado!

Nocturnidad…

Dadme una mascara de Carnavales embebidos y

dejadme danzar

SOY

Soy un estallido de gritos tras el silencio

Soy un átomo del relámpago

Soy un estrépito

Soy el esternón en medio de la nada,

que respira con la agitación propia de algo desgastado y trémulo

Soy pequeña, soy volátil,

soy infinita dentro de la médula ósea del mundo

Soy respiración en la asfixia

Soy el movimiento en tu parálisis

Soy un reptil, un insecto, un fósil de dinosaurio

Soy el embrión depositado en la matriz de un futuro próximo

Soy arena en tus ojos

Soy la ausencia y lo eterno

Soy el ojo ciego de la justicia

y el ojo que lo ve todo

Soy un primate sin deseos propios

Soy un ave fénix, un gorrión que se congela entre la escarcha acumulada sobre el alféizar

Soy un perro que no tiene dientes,

para morder rabiosa, la mediocre masa gris de días sin destino

Soy un latido

¡Un único latido,

que se expande sin fin!

INVIERNO

¡Detente!… Tus golpes no acallarán el sonido de mi voz

Miedo—–

En el silencio de la cocina

hace frío

Estoy muy quieta para que no me percibas

para que no te percates de que mi cuerpo tiembla de pudor

¡Detente!… Tus golpes no acallarán el sonido de mi voz

En el silencio de la cocina

hace invierno

Estoy refugiada detrás de las tostadas, de la leche tibia, del café que hierve

para que tus gritos no estallen en mi manzana recién cortada

¡Detente!… Tus golpes no acallarán el sonido de mi voz

En el silencio de la cocina

hace ruido

Estoy ocupada en encenderte la tele, plancharte la camisa, hojearte el periódico, lavarte los cubiertos

¡Detente!… Tus golpes no acallarán el sonido de mi voz

Detente…

Para que los golpes y después los llantos

no lleguen al cuarto de los niños,

donde aún—- es verano

HOGAR

Se asfixia hasta la pequeña flor que el niño plantó y dejó en la ventana…

Se asfixian los objetos, los muebles, las cortinas con las que pensé escalar hacia el olvido

Se asfixian mis cuadernos escritos y después quemados ante la soledad como testigo

Se asfixia el horno, los fogones, la bañera… que te gusta muy caliente

Se asfixian las bombillas apagadas ante la claridad amoratada de los golpes en mis muslos

Se asfixia incluso el miedo que se ha incrustado entre los cajones de tu ropa ordenada, bien doblada…

Se asfixia también mi ropa, que me baila alrededor de las caderas, de los pechos vaciados y ya ligeros

Se asfixia la araña, que escapa guiada por sus pequeños sentidos arácnidos, cada vez que oye unos pasos, los pasos, tus pasos…

Se asfixia el humo de los cigarrillos con los que quiero asfixiarme antes de que vuelvas, sin haberte marchado realmente nunca… Incluso, la conciencia del tiempo que pasa, se esconde asfixiada ante la posibilidad de tu llegada

CASTIGO

En la nube de lava volcánica

el dolor hace un nudo de mis sílabas

Y apareces

entre una herida y otra

Duele, arde, quema

la boca como un graznido de

víboras hambrientas

La garganta……. llaga

y la pólvora de arsénico

envenenado

cae en el centro mismo de

mi esencia

Amargo, caliente, desconocido…

Dolor de sangre y

espasmos

Me arrojas a los abismos

Me disparas entre los ojos transparentes

Me envuelves en mantas de metal pesado

y me extirpas la sonrisa para siempre

Duele, duele… quema la boca

anhelante de vida,

Y recibe sorprendida el castigo

El castigo espeso, caliente,

ardoroso, tibiamente indefinido infierno

¿Dónde estoy? ¿A dónde voy?

¿Quién soy?

Primer sueño

Sueño… paloma intrépida,

libre

Sueño la vida, la luz, el sol

Sueño que extiendo la mano, rozo la belleza

y que el cielo suave, se posa sobre mis labios

Sueño

Sueño que algo cálido traspasa mis vísceras

y deposita su carga eléctrica,

en el lugar que antes fue carne

Sueño… que el corazón late rápido y susurra

recuerdos en mi torrente sanguíneo

Sueño que abro los ojos, levanto los párpados

y veo un campo abierto, un camino allanado y

fácil,

un camino de verdes tallos, rojos pétalos de flor, negros

troncos de árboles altos

y un viento que en silencio despeja la tempestad

Sueño…

Sueño de nuevo que grito, que hablo,

que muevo las manos, que camino, que escucho,

que narro…

Sueño

Sueño que vivo, que

vivo de nuevo, que vivo

una vez más.

Atravesando la distancia

Cabalgas, cabalgas en los hombros del tiempo

Y deseas que el tiempo te bese, para que tu momento sea eterno.

Fernando Sabido Sánchez

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Para ver el cortometraje Huellas en Arte Fénix, haz clic aquí

info@artefenix.net


5 comentarios
  1. Alex

    Me encanta el ritmo, la rotundidad, las imágenes y emociones que estos bellísimos y a la vez duros y directos poemas de Adriana Davidova, despiertan en mí. Son estupendos. Ojalá pronto pueda leer más de esta joven autora! ¡Enhorabuena!
    Alex

  2. eva

    enhorabuena por los poemas fuertes y fascinantes!

  3. Juan Luis

    ¡Magnífico trabajo!

  4. Lucas

    Maravillosa poesía, de una bellísima por fuera y por dentro… actriz, poeta, escritora… Acabo de leer estos poemas y me han impactado! Enhorabuena!

  5. Jorge

    Poemas vivos, trepidantes y bellos! Me encanta cómo escribe Adriana Davidova. Bella por fuera y bella por dentro!!!
    Enhorabuena!!!

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