SIGLO XX- III, Las dos grandes revoluciones de principios de siglo

El siglo se iniciaba con dos revoluciones que, si hemos de hacer caso a la letra del himno que abanderó una de ellas (La Internacional) iban a hacer cambiar el mundo de base. Luego se vería que no iba a ser para tanto.Una de ellas, la mexicana, duró poco y acabó siendo más institucional que revolucionara, con ese curioso nombre del partido que quedaría de ella: PRI (Partido Revolucionario Institucional); y aquí sería la letra del corrido que cantaba Víctor Jara la que habría que recordar: Gritó Emiliano Zapata/ Quiero tierra y libertad./ Y el gobierno se reía/ cuando lo iban a enterrar. La otra perduraría en un gobierno que crearía cosas como el Gulag o las purgas de Stalin; aunque comenzó muy prometedor. Pero vayamos por partes.

Cabría hablar, incluso, de una tercera revolución; ésta en España; de hecho, en los periódicos de entonces aparecían ilustraciones gráficas en las que se veía Europa ardiendo por Rusia y por España. Sin embargo, esta revolución tuvo dos peculiaridades: la primera que no triunfó; por lo que, tal como siglos antes había ocurrido con la de Los Comuneros, se quedó en esbozo. La segunda peculiaridad, y es algo que diferencia la historia de nuestro país de la del resto del mundo, la importante presencia del anarquismo en ella, tanto en la implantación entre los españoles, como en la concreción de sus logros mediante multitud de Ateneos, Casas del Pueblo y, en algunos momentos en lugares concretos, ya en plena guerra civil, con gobiernos que implantaron de forma eficaz un modo libertario de gobierno, economía y sociedad que estaban funcionando hasta que fueron abortados por la represión. Como Américo Castro sugiere en sus estudios, es posible que lo que hace tan peculiar la historia española sea la profunda influencia que la presencia del Islam dejó en su larga existencia en el devenir español. Es curioso constatar que las zonas de mayor predominio anarquista (lo que antaño fue reino de Aragón, incluyendo Cataluña, y Andalucía) coinciden con las que tuvieron mayor presencia morisca y durante más tiempo. Pero todo esto lo estudiaremos con más detalle en su momento. En esta ocasión nos centraremos en las dos grandes revoluciones triunfantes de principios de siglo: la rusa y la mejicana.


En México, Porfirio Díaz había retomado la presidencia en 1884, tras haberla perdido en 1880. A partir de entonces se perpetuó en el poder durante un cuarto de siglo, derivando hacia la dictadura y con una desigualdad cada vez mayor entre la población mexicana. Más del 90 por ciento de la población rural no tenía tierra alguna y el 96 por ciento del suelo estaba en manos del 1 por ciento de la población. Las deudas de los campesinos los obligaban a acabar en un tipo de servidumbre cercano a la esclavitud. En oposición a Porfirio Díaz se formaron tres corrientes, a las que lo único que unía era estar en contra del dictador. Por un lado estaba Madero, hijo de un rico hacendado, educado en Europa y EEUU, quería un Estado mexicano establecido sobre el liberalismo y las democracias de corte capitalista y deseaba llegar a él mediante un compromiso entre todas las capas sociales. A éste dirigente se le unieron dos nombres que han pasado a la historia y a leyenda popular como los verdaderos protagonistas de la revolución mexicana; si bien su influencia no sería duradera en las decisiones del gobierno y el Estado mexicano: se trata de Emiliano Zapata, que luchaba sobre todo a favor de la población de origen indio del sur de México yFrancisco “Pancho” Villa, que lideraba a los campesinos sin tierra del norte de México. Por fin, estaban también los “magonistas”, seguidores de Ricardo Flores Magón, que coincidían con Emiliano Zapata y Pancho Villa en su propósito de implantar el socialismo en México, pero discrepaban en el modo y los medios para conseguirlo.

Al celebrarse las elecciones de 1910, Porfirio Díaz hace detener a Madero y a unos seis mil de sus seguidores. Madero huye a Texas y desde allí llama al levantamiento armado contra Díaz. El 20 de noviembre de ese año comienza la Revolución mexicana, a la que se unen PanchoVilla, Emiliano Zapata y sus partidarios. En abril de 1911 Zapata es elegido jefe del movimiento revolucionario del sur de México; su ejército lo forman indios y campesinos sin tierra. A pesar de estar muy por debajo en armamento y preparación del ejército gubernamental, logran pronto notables éxitos y acaba tomando Ciudad Juárez, cerca de la frontera con EEUU. Pancho Villa sitia la ciudad, que acaba rindiéndose el 21 de mayo. Porfirio Díaz dimite y parte, exiliado, hacia París.

De inmediato, Madero se convierte en presidente, pero deja en sus cargos a gran parte de los generales y partidarios de Díaz y parece no llevar a cabo las reformas prometidas, por lo que Zapata y Villa se sienten traicionados. El 25 de noviembre de ese año de 1911, Zapata y los suyos presentan el Plan Ayala, propugnando la dimisión de Madero, elecciones libres y, ante todo, reparto de tierras entre los campesinos en régimen de “propiedad colectiva”. Ese plan desembocaría en un levantamiento generalizado al grito de “Tierra y libertad”, la anterior consigna de los magonistas, exigiendo invalidar las anteriores expropiaciones a campesinos en beneficio de los grandes terratenientes, para devolver un tercio de los latifundios de modo que volvieran a propiedad campesina. Pancho Villa se unió a los sublevados y fue apresado y después indultado. El general Victoriano Huerta da un golpe de Estado contra Madero y asume la presidencia. Pero Venustiano Carranza, gobernador de Coahuila, se une a la rebelión de Villa y Zapata y entre todos vencen al general, con lo que Huerta marcha al exilio.

Sin embargo, pronto empiezan las discrepancias entre Carranza y los demás. Carranza había prometido reformas siguiendo el Plan Ayala, pero tarda en ponerlas en práctica y cuando lo hace decepcionan a los zapatistas. Se abre una guerra civil entre Zapata y Villa por un lado, y Carranza y su general Álvaro Obregón por otro. A finales de 1914 Zapata y Villa entran en Ciudad de México; quedó grabada en película de la entrada de aquellas tropas a caballo, con sus cartucheras cruzadas en el pecho y los fusiles con las culatas apoyadas en los muslos. Mas la toma de la ciudad no va a ser aprovechada por ninguno de los dos, que parecen no entenderse e ir cada uno por su cuenta. Villa es derrotado en el norte y se ve obligado a seguir una guerra de guerrillas. Zapata va perdiendo plazas en el sur y Carranza, al final, logra recuperar Ciudad de México en 1915. Pero es el general Obregón, que derrota a Pancho Villa en su guerra particular, el que en realidad va a sacar provecho de todo esto; en 1920 se vuelve contra Carranza, asume el cargo de jefe del Estado y ejecuta a Carranza.

En ese año de 1920, se proclama una Constitución que, entre otras cosas, establece una reforma agraria por la que la tierra pasaba a ser propiedad del Estado y los campesinos podían arrendarla y dejar en herencia a sus hijos el derecho de arrendamiento. Pero como eso está lejos de lo que buscaban y no podían fiarse de un Estado que había demostrado ser fácil de corromper, la tranquilidad no llegaría y la revolución no se daría por terminada hasta 1929. Villa y Zapata dejaron su vida en ella, ambos víctimas de trampas de sus enemigos y acribillados a balazos. Comenzaban los años del gobierno del sempiterno PRI (Partido Revolucionario Institucional), que ya parece llevar en su nombre su propia parodia.


En Rusia, en 1905 este país pierde la guerra por Corea y Manchuria contra Japón, tras humillantes derrotas. Ese mismo año, una multitud de trabajadores se manifiestan pacíficamente y sus representantes quieren entregar una petición al zar. Los soldados acaban disparando a la multitud provocando una gran cantidad de muertos. El hecho provoca disturbios por todo el país, incluso en los cuarteles, y se convoca una huelga general. El zar cede y promete la implantación de un parlamento elegido por el pueblo, la Duma. Ya comienza por entonces Lenin a gestar su idea de una revolución que siga las ideas de Marx, si bien, al contrario que éste, que pensaba que la sociedad sin clases tendría que llegar de forma inevitable por la propia evolución de la historia, Lenin piensa que una vanguardia revolucionaria debe provocar y dirigir el cambio de sociedad.

Diez años después del “Domingo sangriento” de 1905, el zar Nicolás mete a Rusia en la primera guerra mundial para luchar contra el imperio alemán y Austria-Hungría. El propio Lenin había dicho que no creía que el zar fuera a cometer semejante error. A comienzos de 1917 las dificultades de abastecimiento y el hambre provocan las primeras huelgas en San Petersburgo. El zar dio orden al ejército de disparar contra los trabajadores; pero el descontento general se había contagiado a los soldados y se negaron a disparar contra los insurrectos. La propia burguesía rusa, asustada por los acontecimientos, se une al levantamiento contra el zar intentando poner un gobierno fuerte que sea capaz de controlar la situación. Se forma un gobierno provisional bajo la dirección de fuerzas reformistas y liberales, de origen burgués. Se decreta una amnistía general y se promete libertad de asociación y prensa, el derecho a la huelga y la desaparición de la discriminación por religión y origen social. Las fuerzas de izquierda apoyan esto, pero no forman parte del gobierno. Se organizan consejos (soviets) de representantes de trabajadores y soldados que se convierten de hecho en una especie de gobierno paralelo, hasta el punto de que el Gobierno nominal apenas puede hacer nada sin contar con ellos.

Los alemanes, pensando que si los bolcheviques toman el poder Rusia saldrá de la guerra, apoyan a Lenin desde su exilio suizo y le ayudan a regresar a Rusia en un tren especial a través de Alemania, Suecia y Finlandia, con vagones precintados declarados zona extraterritorial. Llega a San Petersburgo el 3 de abril de 1917. Al día siguiente, que según el nuevo calendario gregoriano resulta ser 17 de abril, Lenin pronuncia un discurso en el Congresode los bolcheviques y a continuación publica en el periódico “Pravda” el programa para el posterior desarrollo de Rusia. En esas “Tesis de Abril”, destacan consignas como: “todo el poder para los soviets”, “toda la tierra para los campesinos” o “paz a cualquier precio”, o sea, salir de la guerra mundial.

La idea de “dictadura del proletariado” que defendiera en su día Marx, pasa en Lenin a ser “dictadura del partido” y el camino para ello es que el partido bolchevique acabe controlando los soviets.

En julio sube el descontento y se trama un golpe al que Lenin se suma, sin demasiado entusiasmo, pues no considera maduro el momento para su partido, pero no quiere perder influencia. El golpe fracasa y Leninhuye a Finlandia. Pero no va a tardar en instar a un nuevo levantamiento que, esta vez, sí triunfará: la Revolución de Octubre. En realidad, como comenzó el 25 de octubre del calendario juliano (en vigor todavía entonces en Rusia), según el calendario gregoriano, que es el vigente en la actualidad en nuestro mundo, sería 7 de noviembre de 1917.

El gobierno provisional fue derrocado con rapidez, brillando en la organización del levantamiento Trotski, que no tardaría mucho en ser, apartado primero y asesinado después, por comunistas menos puros en sus ideas y menos fieles a los idealesprimeros. El asalto al Palacio de Invierno apenas causó muertos ni ruido. En cuanto tomaron el poder, los bolcheviques crearon el Ejército Rojo, que venció a las tropas zaristas y burguesas del Ejército Blanco en la guerra civil que se había formado. El imperio zarista se había convertido en poco tiempo en la Unión Soviética. El siguiente nombre en su lista es el de Stalin.

Emilio Ballesteros


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