Virginia Woolf (Adeline Virginia Stephen)

Capítulo 3

«Era descorazonador no haber traído a la tarde algún descubrimiento importante, algún hecho auténtico. Las mujeres son más pobres que los hombres por tal o cual razón. Ahora, tal vez sea lo mejor dejar de buscar la verdad, y de recibir en la cabeza una avalancha de opiniones calientes como lava y descoloridas como agua servida. Será mejor correr las cortinas; excluir distracciones; encender la lámpara; limpiar la pesquisa y pedir al historiador, al compilador de hechos, no opiniones, que nos describa bajo qué condiciones vivían las mujeres, no a través de los siglos, sino en Inglaterra, digamos en el tiempo de Elisabeth.

Porque es un problema perenne que ninguna mujer escribiera una palabra de esa extraordinaria literatura, cuando casi todos los hombres, parece, eran capaces de una canción o de un soneto.

Me pregunto a mí misma, cuáles eran las condiciones en que vivían las mujeres; porque la novela, es decir, el trabajo imaginativo, no se desprende como un guijarro, como puede suceder con la ciencia; la novela es como una telaraña ligada muy sutilmente, pero al fin ligada a la vida por los cuatro costados. A veces apenas se percibe la ligadura, las obras de Shakespeare, por ejemplo, parecen suspendidas por sí, completas y autónomas. Pero basta tirar de la telaraña en los bordes o desgarrar el centro para recordar que esas telas no han sido tejidas en el aire por seres incorpóreos, sino que son el trabajo de criaturas dolientes, y que están ligadas a cosas burdamente materiales, como la salud y el dinero y las casas en que vivimos.

Fui por consiguiente al estante de los libros de historia y tomé uno de los más modernos, La Historia de Inglaterra, del profesor Trevelyan. De nuevo busqué Mujeres, encontré, «posición de» y llegué a las páginas señaladas. «Golpear a la esposa -leí- era un derecho reconocido del hombre, y era ejercido sin recato por humildes y poderosos… Asimismo -prosigue el historiador- la hija que rehusaba casarse con el caballero elegido por sus padres se hacía acreedora a que la encerraran, la golpearan y la tiraran por el suelo, sin que la opinión pública se conmoviera. El casamiento no era asunto de afecto personal, sino de avaricia familiar, especialmente en las caballerescas clases altas… El compromiso solía tener lugar cuando apenas habían salido del cuidado de sus niñeras.» Eso era hacia 1470, poco despues del tiempo de Chaucer. La referencia subsiguiente a la posición de las mujeres ocurre unos doscientos años después, en tiempos de los Estuardo. «Era excepcional que las mujeres de la clase alta o media eligieran sus maridos, y una vez elegido era dueño y señor, al menos ley y costumbres lo consagraban. Sin embargo, -concluye el profesor Trevelyan-, ni a las mujeres de Shakespeare ni a las de las memorias auténticas, del siglo diecisiete, como las Vernay y las Huchinson, les falta personalidad y carácter.» Considerandolo bien, Cleopatra debe haber conseguido lo que quería; Lady Macbeth, me imagino, debe haber sido bastante voluntariosa; yo me atrevería a afirmar que Rosalinda era una muchacha atrayente. El profesor Trevelyan no dice más que la verdad, al observar que las mujeres de Shakespeare no carecen ni de personalidad ni de carácter. No siendo un historiador es posible ir más lejos y aseverar que las mujeres han ardido como faros en la obra de todos los poetas desde el principio del tiempo. Clitemnestra, Antígona, Cleopatra, Lady Macbeth, Fedra, Cresida, Rosalinda, Desdémona, la Duquesa de Malfi, entre los dramatrurgos; luego Karenina, Emma Bovary, Madame de Guermantes -los nombres vienen a la memoria y no para de recordar mujeres «carentes de personalidad y carácter»-. En verdad, si la mujer no tuviera más existencia que la revelada por las novelas que los hombres escriben, uno se la imaginaría como un ser de la mayor importancia; muy cambiante; heróica y mezquina, espléndida y sórdida; infinitamente hermosa y horrible en extremo; tan grande como un hombre, tal vez mayor.

Pero esto es en la novela. En la realidad, como nos lo señala el profesor Trevelyan, la encerraban con llave, la castigaban, y la tiraban por el suelo. De eso resulta un ser mixto y rarísimo: imaginativamente de la mayor importancia; prácticamente del todo insignificante. La poesía está toda impregnada de ella desde el principio haste el fin; de la historia está casi ausente. En la novela domina las vidas de reyes y conquistadores; en la realidad es la esclava de cualquier muchacho obligado por sus padres a ponerle el anillo en el dedo. Algunas de las palabras más inspiradas, algunos de los pensamientos más hondos de la literatura caen de sus labios; en la vida real apenas sabía leer, apenas deletrear y era la propiedad de su marido… »

(«Para escribir novelas, una mujer debe tener dinero y un cuarto propio», opinión de Virginia Woolf que dio título a la obra de la que exponemos un fragmento, Un cuarto propio, publicada en 1929. Retrato de Virginia Woolf realizado por Giséle Freund, 1939, una de las mayores fotógrafas del S.XX)

OBRAS:

Novelas

  • The Voyage Out (Fin de viaje, 1915).

  • Night and Day (Noche y día, 1919).

  • Jacob’s Room (El cuarto de Jacob, 1922).

  • Mrs. Dalloway (La señora Dalloway, 1925).

  • To the Lighthouse (Al faro, 1927).

  • Orlando (1928).

  • The Waves (Las olas, 1931).

  • The Years (Los años, 1937).

  • Between the Acts (Entre actos, 1941).

Colecciones de cuentos

  • Kew Gardens (1919)

  • Monday or Tuesday (1921)

  • The New Dress (1924)

  • A Haunted House and Other Short Stories (1944)

  • Mrs. Dalloway’s Party (1973)

  • The Complete Shorter Fiction (1985). En ella se publicó por primera vez el relato Phyllis and RosamondCuando se abrió la puerta. Cuentos de la Nueva Mujer (1882-1914)

    («Phyllis y Rosamond»), que se incluye, precedido de nota biográfica, en la pág. 481 ss de la antología

  • La niñera Lugton, cuento infantil. También conocido como «La cortina de la niñera Lugton».

  • Una rosa sin espinas

  • La viuda y el loro, en tono humorístico

  • La sociedad

«Biografías»

Virginia Woolf publicó tres libros a los que ella subtituló «Una biografía»:

  • Orlando: A Biography (1928, normalmente se la considera una novela, inspirada por la vida de Vita Sackville-West)

  • Flush: A Biography (Flush, 1933)

  • Roger Fry: A Biography (Roger Fry: una biografía, 1940)

Libros de no ficción

  • Modern Fiction (1919)

  • The Common Reader (El lector común, 1925)

  • A Room of One’s Own (Una habitación propia, 1929)

  • On Being Ill (1930)

  • The London Scene (1931)

  • The Common Reader: Second Series (1932)

  • Three Guineas (Tres guineas, 1938)

  • The Death of the Moth and Other Essays (1942)

  • The Moment and Other Essays (1947)

  • The Captain’s Death Bed And Other Essays (1950)

  • Granite and Rainbow (1958)

  • Books and Portraits (1978)

  • Women And Writing (Las mujeres y la literatura, 1979)

  • Collected Essays (cuatro volúmenes)

Una selección de ensayos de crítica literaria pueden leerse en dos antologías en castellano publicadas en España:

  • La torre inclinada y otros ensayos

  • Horas en una biblioteca. Recopilación de ensayos realizados a lo largo de toda su carrera como escritora.

Teatro

  • Freshwater: A Comedy (interpretado en 1923, revisado en 1935, y publicado en 1976)

Escritura autobiográfica y diarios

  • A Writer’s Diary (Diario de una escritora, 1953) – Extractos de su diario

  • Moments of Being (Momentos de vida, 1976) – textos autobiográficos de Virginia Woolf

  • A Moment’s Liberty: the shorter diary (1990)

  • The Diary of Virginia Woolf (cinco volúmenes)

  • Passionate Apprentice: The Early Journals, 1897-1909 (1990)

  • Travels With Virginia Woolf (1993) – Diario de viaje griego de Virginia Woolf

  • The Platform of Time: Memoirs of Family and Friends

Una selección de sus artículos sobre viajes se encuentra en:

  • Viajes y viajerosViajeras románticas en Andalucía: una antología

Cartas

  • Congenial Spirits: The Selected Letters (1993)

  • The Letters of Virginia Woolf 1888-1941 (seis volúmenes, 1975-1980)

  • Paper Darts: The Illustrated Letters of Virginia Woolf (1991)

  • Cartas a mujeres

Prefacios, contribuciones

  • Selections Autobiographical and Imaginative from the Works of Geroge Gissing, con una introducción de Virginia Woolf (Londres & Nueva York, 1929)


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